El chivo está primero en el corral, allí a todos protege porque libra de la maldición, del insulto, del maltrato. Luego lo sacrifican, se va a convertir en alimento no sólo del indígena, también de la tierra. Su sangre aún caliente sale por las heridas del cuchillo atravesado en su garganta, se va formando una mezcla de colores cálidos, la m’ma -tierra- está recibiendo el pagamento. La piel del chivo se quema, también el cacho y la pezuña, es la parte final del ritual, es la parte que espanta a los espíritus malignos.